Acechando
está
la
noche
sanjuanera,
hechizos
y
brujerías
de
ella
forman
parte
y
allá
que
se
reúnen
en
torno
a
la
hoguera
y
recitan
conjuros
las
maestras
del
arte.
En
las
caras
se
refleja
el
fuego
dorado,
el
mismo
que
consume
nuestras
ropas
viejas
para
sentir
como
muere
un
algo
pesado...
Son
las
almas
que
gimen
entre
las
llamas
presas
Para
vestirte
de
alma
nueva,
purificadora,
en
el
bautismo
de
rosas
mantente
en
pie
que
se
escurra
por
el
cuerpo
el
alma
pecadora
o
quedará
atrapada
en
gran
parte
de
él.
Aleja
en
este
instante
de
tu
pensamiento
las
amargas
noches
de
tu
oscuro
pesar
y
extiende
los
brazos
en
cruz
hacia
el
viento
para
recibir
lo
que
has
querido
cambiar.
Hincha
tus
pulmones
gozosos
de
puro
amor
estando
la
luna
en
cuarto
creciente
para
recibir
divinamente
el
calor
de
tu
amor
multiplicado
por
ciento
veinte.
No
te
marches
sin
ciertamente
saber
si
realmente
se
quemaron
tus
despojos
que
la
negra
noche
se
obstina
en
tener
como
el
carro
de
Elías,
millones
de
ojos,
por
si
alguno
las
cenizas
se
atreviera
a
remover,
porque
pueden
las
almas
viejas
regresar
por
un
ascua
que
haya
quedado
encendida,
entonces
nadie
las
puede
mirar,
basta
este
gesto
para
insuflarse
vida.
Bien
sabes
cual
es
su
morada
y
alimento,
tu
cuerpo
y
tu
alma,
como
las
arpías.
A
cambio
te
ofrecen
eterno
sufrimiento
y
un
corazón
muerto
el
resto
de
tus
días.
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