<%@ Language=JavaScript %> calendrier 3






Un día cualquiera

 

Sirva este poema de consuelo a cuántas personas hayan perdido un familiar o amigo en accidente de tráfico.


Y después de éste
vendrá otro día...
amaneciendo.
Está cansado el espíritu,
cerrado como tus párpados.
Abres el grifo de la ducha
y por el desagüe se va la duda
de unos besos.
Empapa el albornoz cada latido
de tu pecho
y recortas con los dientes las uñas
que no has de enseñar al enemigo.
Vistes tu cuerpo desnudo,
(de nada sirve ya).
Siempre que sales al mundo
desnuda te sientes.
Peinas tus cabellos
para que nadie note tu rebeldía,
y maquillas tu rostro
perfilando la sonrisa que hace años
te robaron.
Un poquito de rubor en la mejilla
(no vendría mal)
ya nada te ruboriza, exalta o emociona.
Coses el botón de la camisa,
planchas la nostalgia y tus pantalones.
Desempolvas los recuerdos
y lloras una vez más
sobre las arrugadas sábanas de la vida.
Al cabo de un rato
se esfuma la angustia,
te recompones,
revisas la documentación en el bolso
para certificar que existes todavía,
para rememorarte quien eres,
y dónde vives.
Coges las rosas del salón,
cierras la puerta a los recuerdos,
echas las llaves,
(por si acaso decides volver)
y te vas al camposanto
y te vas... muriendo,
muriendo en vida
a ver la fría losa de fechas trágicas,
de fotos en blanco y negro,
que cubren los tristes huesos
de un hijo que te arrancó el destino
aliado en la humedad del invierno.
Y después de éste
vendrá otro día...
amaneciendo.




 

Poema cuyos derechos de autor están contemplados bajo las normas 

de Predicado.com con el número reg. 16.492

Volver al listado de poemas

Volver al web de poesía

escríbeme



                       

                       

                      



 

 

© Brisa Diseños. Copyright, Abril 2003